El proceso de deshidratación o secado se utiliza desde el inicio de las primeras civilizaciones de manera empírica y artesanal. La salación y exposición de los alimentos al sol, ha hecho de esta práctica un deshidratado muy económico, pero de muy mala calidad y poco higiénica, si bien permite a la población disponer de frutos, granos y vegetales en cualquier época del año.

En el Instituto de Ingeniería se ha desarrollado y patentado un deshidratador que supera esas dificultades. Se trata de un deshidratador de alimentos, que operas con energía geotérmica de baja entalpía, es decir, con temperaturas alrededor de 90°C, y que utiliza agua desmineralizada caliente, la cual cede esta energía para el proceso de secado, que se da en forma homogénea en las placas del intercambiador de calor. Se define la velocidad y el tiempo de secado, de acuerdo a cada tipo de alimento. Una vez utilizada el agua desmineralizada, se reingresa al tanque de almacenamiento.